15 febrero, 2008

Años ha

En http://www.juanmabcn.com/ he encontrado muchas fotitos lindas y antiguas de Barcelona. Me gusta mucho verlas, es como estar allí haciendo la foto, con una caja en un trípode, mientras los demás miran qué hago. A veces, busco en ellas a mi abuelo, si estuviera allí tampoco lo reconocería, pero pasó su niñez en la ciudad y es como revivir a quien tanto quise. Y eso que, como llevo sus genes, sé que o hubiera ignorado a la cámara o se hubiera puesto tras de ella, pero igual lo busco en cada foto.
Las fotos huelen a polvo y a aire puro al sol. A veces eso de la humanidad y de las cloacas precarias trae olores agridulces que el olor a mar dispersa. Las mujeres llevan aceites perfumados en el pelo y los hombres huelen a almidón. El ruido es algarabía y es humano. La vida emana de cada una de las personas de la foto, se ve a sus familias en sus pupilas y se adivina su fe en el porvenir. Es como estar allí, como volver a los 17, retrocediendo cien años o más.

20 mayo, 2007

La crisis de los 40


Paso por el centro de la ciudad en metro y, si no llega a ser por mi amiga china, ni me entero de que ha sido tomado por las estatuas de Igor Mitoraj.
Lo del apellido no sabíamos si era "nombre artístico" o que alguien con ese apellido ya tenía que vivir relacionado con Ícaro y su familia.
Nos ha gustado mucho, ella que se entiende con las energías y con el yoga me ha hecho parar y sentirlas, al final nos hemos sentado en un banco mirándolas y a reflexionar sobre una algo precoz crisis de los cuarenta que nos ha fulminado esta semana a cada una por su lado.
Pero qué gustazo de exposición en Rambla Catalunya... y está hasta el uno de julio de 2007.

19 febrero, 2007

Hospitales

Yo no me acuerdo, fue en 1968, pero yo nací en este hospital evangèlic del que todos hablan ahora. Dice mi madre que entonces se llamaba "Clínica de colonias extranjeras" y que la directora era una señora alemana, muy alta, muy alemana, muy delgada, que iba por todos los lados asegurándose de que todo estuviera limpio.
Mi madre dice que, entonces, los hospitales no eran limpios.
Entonces no había ecografías y, por la forma de la barriga, yo tenía que ser un niño. La noche del 16/12 nacimos dos bebés, dicen que yo era un bebé monísimo y que todo el mundo pensaba que el hijo de mis padres era el otro.
Cuando de niña, crecía y crecía, me decían que me cambiaron en el hospital porque el otro niño que nació cuando yo era de familia alemana. Yo me lo creía porque mucho con mis padres no he tenido nunca en común. No me gustaba ser alta y clara y pensaba en el niño que sería como mis padres y que andaba por alguna casa alemana sintiéndose fuera del agua. Cuando fui mayor me dijeron que eso era una broma, que yo tenía que ser hija de mi padre porque tengo sindactilia en un pie (dos dedos juntos) y que eso se hereda. Además mi hermano nació allá también, pero en un 17/12/70, y él sí se parecía a mis padres.
Mi hermano dice estos días que así hemos salido, por nacer allí, y pregunta a mis padres que si no había otro hospital. ¿De qué se quejará?

09 julio, 2006

Paseo

Calculo que me quedan dos amigas en Barcelona, cada una de una punta del mundo. Siempre me han preguntado porqué he tenido grandes amigos extranjeros y creo que está relacionado también con la ciudad.
Los que hemos nacido en Barcelona nos movemos por ella mecánicamente, hemos perdido un poco la capacidad de sorprendernos ante los detalles.
Ayer caminé durante seis horas por la ciudad, parándome en los bancos de las farolas, con mi amiga china que hacía teoría sobre cómo la ciudad es más limpia conforme se aleja del mar, y cómo entre los asientos modernistas del Passeig de Gràcia el más limpio es el de Aragó.
De caminar sola, nunca hubiera hecho ese recorrido pero Aina dice que yo no tengo rasgos orientales y no soy carne de cañón de atracadores y que, si no hay luz, paseamos por avenidas amplias. Así que anduvimos conversando hasta altas horas de la madrugada siguiendo los lugares más bellos (y limpios) para una mirada china. Encontramos gente patinando, en bicicleta, despedidas de soltero/a, y mucha vida que animaba la conversación, nada que ver con "les paumés du petit matin".
Yo creo que arreglamos el mundo, solucionamos nuestras vidas, programamos el universo para concluir que igual no tenemos lo que queremos pero que seguramente, sí lo que es mejor para nosotras.

24 febrero, 2006

A minuto y medio de plaza Cataluña

Uno busca el Hard Rock Café, ve un callejón que parece sin salida con una Caixa al fondo y se adentra en él y sale a una placeta tranquila con olor a hachís para encontrarse con la iglesia de santa Anna al fondo.
Muchas veces he ido allí con algún amigo, siempre con miedo de la fauna que puebla la plaza, pero jamás nos dijeron nada. Es un buen lugar para charlas interminables, de ésas en las que acabas sintiéndote afortunada de no ser infeliz y de tener amigos a quien contarlo.
Suele estar abierta, creo que abre a las 18h, pero suele estar abierta fuera de horas para ensayos de bodas y, a menudo, puedes entrar en el claustro.
Me gusta más verla desde la plaza, o estar en el claustro, pero hay que reconocer que tiene zonas bonitas. Y... tiene muy buena acústica. Por favor, conversen en voz baja e insonoricen sus teléfonos antes de entrar.

17 febrero, 2006

Ruidos

Camines por donde camines en Barcelona puedes encontrar en pocos minutos un oasis de silencio. Me gusta el ruido, se te echa encima con fuerza, como el ruido de una cafetera express cuando se limpia, te despierta, te arremolina los pensamientos.
Y, como buena solitaria, adoro estar sola en silencio y no pensar ni sentir nada. Es intenso y es una felicidad que se vuelve un secreto sin testigos.
Muy cerca del casco antiguo hay un lugar para estar bien sola, es Sant Pau del Camp; cerca del Paral.lel, con sus coches y metros y autobuses, hay escondida una iglesia románica. Con un poco de suerte estará abierto el claustro y con más suerte no te encontrarás por el camino a un pesado que no entienda que estás mejor sola que con él.

13 noviembre, 2005

La ciudad en obras

Nunca me gustó Madrid y uno de los motivos es porque siempre estaba en obras y, poco a poco, Barcelona se le va pareciendo.
En principio, lo que me gustaba de Barcelona es el mar y sí que es cierto que, cuando las olimpiadas, abrieron la ciudad al mar y, cuando el Fòrum de les cultures, la volvieron a abrir, pero la vida sigue estando por la zona del centro.
Y por todos lados todo son obras. Son para poner ascensores y accesos más cómodos al metro, que soy la primera que querré usar, pero las obras están abiertas con uno o dos trabajadores, a veces nadie. Quizás (y el quizás sobra) sería más humano poner a trabajar a seis o siete en una entrada y acabarla antes y luego pasar a otra, en vez de poner a un trabajador en cada entrada durante un año.
Creo que los que vivimos en Barcelona no necesitamos ver obras por todo lados para pensar que el ayuntamiento invierte en nosotros. Aún recuerdo cómo el barrizal que fue la plaza de España se convirtió de la noche a la mañana en una plaza cuando se casó la infanta. Echo de menos el reparto de arcas del ayuntamiento de cuando estaba Maragall de alcalde. El de Clos me recuerda a Madrid.

23 septiembre, 2005

La ciudad dormida

Esto de trabajar en las afueras tiene su punto álgido cuando en Barcelona es fiesta, como hoy. Mañana es la Mercè y es día festivo pero la víspera también lo es y ambos días sólo son fiesta en Barcelona. Así que a las ocho de la mañana la Gran Vía barcelonesa parecía la Gran Vía madrileña de Abre los ojos, cuando Eduardo Noriega la enfrenta vacía, y es tan irreal que la imagen ya se me quedó a mí como un clásico del cine español al lado de J.L.Vázquez en la cabina de teléfonos.
Pases a la hora que pases hay gente en la Gran Vía, por mucho que trasnoches el fin de semana hay tráfico, incluso cuando vuelves a la ocho de la mañana a casa... pero hoy, hoy fue un momento mágico el de verla vacía... tanto que hasta a supera a Proust cuando unta su magdalena en el té y descubre un "momento perfecto". ¡Mágico!

01 agosto, 2005

Laberintos

¿Os acordáis de aquellas máquinas de los bares en las que introducías una peseta e iba por un laberinto, y que si conseguías que bajara, la volvías a recuperar y podías volver a jugar? Pues ir en metro ahora por Barcelona es así pero sin la posibilidad de que te reembolsen el dinero.
Los FFGC están cortados entre Plaça Espanya y el Carrilet, así que hay que coger el metro hasta Carrilet y allí los FFGC, pero claro, el metro está muchas veces parado porque está en obras en otros tramos y tienes que subir a la calle y buscar el autobús de soporte. Si te vas por otros lares, vuelve a estar cortado en Sagrera, en Maragall y, como estamos en verano, el servicio de autobuses se reduce y se reduce hasta perder parte de su carácter alternativo.
Cuando vuelva a oir que usemos el transporte público, reclamaré abiertamente un manual de instrucciones porque, aunque las caminatas a sol abierto sean una invitación a lo conocido, a veces es mejor un pack de insolación y deshidratación que el viaje a lo desconocido.
Y es que cuando Kavafis escribió El viaje a Ítaca no pensaba en la TMB ¿o sí?

23 julio, 2005

Xafogor

Barcelona no es Barcelona en verano, digan lo que digan otra ciudad transparente se apodera de la ciudad nerviosa y la transforma.
Sólo los turistas, rojos o granates, parecen intuir la ciudad que hay debajo. Sus caras no parecen asombrarse de que el autobús tarde, de que las tiendas estén cerradas, de que todo ande en obras ni del sudor que empaña a los indígenas.
Miro esa tela de calor húmedo que envuelve mi ciudad y retrocedo, busco el aire acondicionado con los cinco sentidos y el sexto me induce a no abandonarlo. Espero con ansia los últimos días del verano, primero con sus lluvias nocturnas y después con las lluvias torrenciales; aunque pienso también, con la conciencia en la mano, que he de aprovechar las vacaciones en vez de esperar que vuelva en otoño la Arcadia.

16 julio, 2005

Plaça Maragall


Hasta hace un año no la conocía y siempre la he visto en obras. Es una plaza discreta pero pizpireta, el parking la hará parecerse a una ciudad de juguete. Cuando esté acabada intentaré ponerme en el centro y contar las casas de estilo colonial que se ven desde allí, girando poco a poco como si fuera un reloj.
Se podrían rodar películas de época en una calle y en la siguente y a plena luz del día podríamos estar en cualquier ciudad del mundo actual.
Me recuerda a mis juguetes de niña, cuando paso imagino atracciones de feria en las que todo gira, un parking al que se accede por una espiral de colores, un scaletrix rodeando a la plaza y hormigas y escarabajos a los que observar.
Me gusta el cartel de El racó de l'Alquimil.la, un día comí allí pero había mucha gente y la comida tenía más diseño que sabor. Me gusta que el rincón esté al lado de una tienda de maquinaria para coches, que la calle tenga baches imposibles, que la parada del bus se mueva tanto, que en el colmado de en frente nunca haya nadie en la caja. Me gusta viajar así en el tiempo. ¿Qué le vamos a hacer?

13 julio, 2005

Parc de Joan Miró

Yo estudié el bachillerato en el Emperador Carles, cerca del parque. En ese tiempo era un descampado donde la gente iba a pasear al perro con desniveles de tierra que había que saltar. El último mes he estado allí al lado de opositora y he paseado un poco por él.
Entre cómo fue y cómo es hay un cambio. No me sentía cómoda. Siempre creí que el sentimiento interior se traspasa al paisaje, y no me sentía bien con las oposiciones. Al final me quedé en puertas. La 17 en un tribunal que sólo podía dar 15 plazas. Me dio rabia por no pasar y porque al hablar con un miembro del tribunal me di cuenta de que la convocatoria es algo anecdótico y que al final la potestad del tribunal es lo que decide.
Nunca quise ser profesora, ahora me gusta mi trabajo y lo hago bien, pero podría hacer mil cosas más y hacerlas igual de bien. Mi 17 sin plaza no respondía a un esfuerzo de preparación, sólo llevaba un tema y no entró. Yo trabajo en escuelas de adultos y mi exposición "estuvo bien pero fue muy diferente" y se remitieron a mi primer examen en el que sólo saqué un 5. Se podían haber remitido a mi diez de méritos que hablan de mi vida más que un examen anacrónico, pero no fue así y me quedé sin ser funcionaria de francés, cosa que quizás tenga que ver como algo positivo ya que tal vez no me hubiera podido quedar en adultos.
Traspasé mi sentimiento al parque, que no acaba de ser él mismo porque los diferentes ayuntamientos le quitan o le añaden cosas, le cambiaron el nombre por Parc Joan Miró pero siempre será l'escortxador; continuamente está en obras, yo que lo he visto nacer y crecer sé que no le dejan ser como es, su esencia se perdió entre parkings y colectores. Es aún joven pero está cansado de ver cosas, como yo. Aunque, como decía san Jardiel Poncela, la juventud es una enfermedad que sólo se cura con el tiempo.

24 mayo, 2005

Plaça d'Artós por la mañana

Siempre que paso por esa zona de Sarrià me parece que se ha congelado el tiempo, y me siento como una niña que se ha de portar bien.
El domingo por la mañana desayuné en la plaza, estaba casi desierta. Compré El país y vi que casi todas las montañas de periódicos estaban por la mitad menos ése e imaginé a los habitantes del barrio votando.
El chico del kiosko estaba muy despierto y hablaba con un cliente de lo poco que la gente estudia francés y de lo mucho que se habla el chino en el mundo, bromeaban de lo raro que se hacía ver el Astérix que regalaba el periódico en español.
Yo iba a decir que yo también estudié francés, que también prefiero Astérix en francés, que no me gusta lo mismo traducido, que igual no importa tanto la cantidad de personas que hablan un idioma y buf me costó callarme porque en pocos quioscos de Barcelona una puede decir esas cosas sin sentirse pedante.
Disfruté de mi café en la plaza, con el periódico, mientras viajaba en ese túnel del tiempo hacia esos tiempos en que estudiar francés y querer saber cosas no era sinónimo de rareza. No volví a este siglo hasta la hora de comer. Fuimos a un restaurante libanés, el Beirut, en la calle Sant Joan Bosco; sólo abre por las noches y en fin de semana, pero es agradable, no es caro y tenía en la carta de vinos, vino libanés. No es que fuera un gran vino pero tras el primer tacto áspero dejaba buen sabor.
Fue un buen cambio de barrio, sin duda.

19 mayo, 2005

Holandización de Barcelona

Paseo por el Paral.lel y veo que están arreglando el asfalto, están ensanchando las aceras y están quitándole ese fantasma canalla que aún corría entre sus calles. Hay un momento para todo y la vidilla del barrio se va para sant Antoni.
Ahora que si plantas tu rosa de sant Jordi en una maceta igual toma, que tenemos unas razas transgénicas de plantas sin olor pero de inmejorable aspecto; la ciudad se nos holandiza a marchas forzadas, los bares se centroeuropeizan, y las tiendas de semillas de marihuana venden ya de todo. El olor a hachís es ya uno de los olores de la ciudad y sólo nos faltan un par de canales.
Sant Antoni estaba ayer, tras dos días de lluvia, repleto de flores, en muchas tiendas vendían unas columnas enormes de buganvillas, hay geranios por todos lados y mil variedad de plantas venidas de Holanda que quedan de lo más autóctono en cualquier lado.
La concupiscencia de El Molino de antaño se ha trasladado a la horchatería Sirvent donde hombres y mujeres solitarios devoran helados gigantes escondidos entre los setos, mientras pasean por la zona futuras madres primerizas que rondan los cuarenta al lado de sus parejas, metrosexuales forzosos.
The times are changing...

17 mayo, 2005

La lluvia

Llueve como en las canciones de Serrat, sin pausa, y el agua marca el paso de los días como hoy. Barcelona se colapsa, y la miras con la curiosidad de ver a una mujer tranquila en una situación límite: casi con vergüenza y esperando cualquier cosa.
Bajo la ciudad, entre los túneles de tren y metro, tenemos nuestras capas freáticas. Deben estar llenas porque el asfalto está, de nuevo, lleno de baches. Cuando ésta era una ciudad industrial, las fábricas tomaban el agua del subsuelo y se autoabastecían. Ahora todo son viviendas, tiendas y oficinas y el agua reposa a sus anchas hasta que llueve y las capas se mueven remolonas y en su bamboleo deslizan el asfalto y forman baches.
De tanto en tanto, las apisonadoras toman la ciudad y reasfaltan los baches, hoy la plaza de la estación de Sants era una piscina. Pronto será tiempo de asfalto.

16 mayo, 2005

Barcelona

Me gusta esta ciudad, porque nací aquí y por lo que me hace sentir cuando estoy fuera. La vida te lleva, a veces, hacia otros lugares que inevitablemente son demasiado grandes o demasiado pequeños, o sombríos, o cualquier adjetivo que no se pueda añadir a este lugar.
Esta saudade de ciudad me acompaña desde la primera vez que la dejé. Estuve un año en Vic, con personas de saudade vigatana que me parecía pobre como saudade porque no era la mía; su silencio no me dejaba dormir, paseaba y rápidamente había salido de la ciudad, si volvía a pasar por los mismos sitios me preguntaban si me había perdido, no me sentía anónima, y era un bello lugar... para visitar el fin de semana.
Barcelona es para vivir, para pasear por sus calles una y otra vez, para observarla sin tapujos, para criticarla en lo bueno y en lo malo, para que te ignore como la dama del paraguas. Me hace sentir cómoda y libre. Creo que siempre nos tira el lugar donde nacimos, aunque sea el paraje más sórdido, pero sé que soy objetiva cuando valoro este lugar como uno de los más propicios para la vida.

15 mayo, 2005

Bajo la ciudad

Cada día voy en tren a trabajar. Conozco los recovecos de los túneles de tren y metro. Me ayudan a situarme bajo la ciudad.
Me gusta especialmente la imagen de ciudad que hay entre las paradas de Clot-aragó y Arc de triomf, según se entra a Barcelona, a la izquierda. Durante unos segundos el tren parece que titubee y salude a las torres Mapfre; se ven un instante, salvo que algún tren de largo recorrido tenga prioridad y la oscuridad dibuje túneles góticos a la derecha, con desniveles de cine de acción.
Unos tres minutos más tarde llega el tren a arc de triomf, sigue hacia plaza Catalunya y, cuando se adentra hacia Sants, podemos ver el antiguo acceso a la estación, con sus escaleras congeladas en ese tiempo borroso que trae aromas agrios.
En Sants, me saludan las letras azules y amarillas, un minuto y medio antes de parar, quizás dos. Ya no importa, hasta mañana, al menos.

En la ciudad nerviosa

Este blog roba su título de una recopilación de artículos de Enrique Vila-Matas, Desde la ciudad nerviosa, quien toma el adjetivo de Robert Arlt. Esa ciudad nerviosa es Barcelona. Nuestra ciudad.
La autora del blog es una filóloga curiosa de manos ágiles y mirada rápida que quiere escribir de lo que ve sin preocuparse de idioma, credo o lucidez.