13 julio, 2005

Parc de Joan Miró

Yo estudié el bachillerato en el Emperador Carles, cerca del parque. En ese tiempo era un descampado donde la gente iba a pasear al perro con desniveles de tierra que había que saltar. El último mes he estado allí al lado de opositora y he paseado un poco por él.
Entre cómo fue y cómo es hay un cambio. No me sentía cómoda. Siempre creí que el sentimiento interior se traspasa al paisaje, y no me sentía bien con las oposiciones. Al final me quedé en puertas. La 17 en un tribunal que sólo podía dar 15 plazas. Me dio rabia por no pasar y porque al hablar con un miembro del tribunal me di cuenta de que la convocatoria es algo anecdótico y que al final la potestad del tribunal es lo que decide.
Nunca quise ser profesora, ahora me gusta mi trabajo y lo hago bien, pero podría hacer mil cosas más y hacerlas igual de bien. Mi 17 sin plaza no respondía a un esfuerzo de preparación, sólo llevaba un tema y no entró. Yo trabajo en escuelas de adultos y mi exposición "estuvo bien pero fue muy diferente" y se remitieron a mi primer examen en el que sólo saqué un 5. Se podían haber remitido a mi diez de méritos que hablan de mi vida más que un examen anacrónico, pero no fue así y me quedé sin ser funcionaria de francés, cosa que quizás tenga que ver como algo positivo ya que tal vez no me hubiera podido quedar en adultos.
Traspasé mi sentimiento al parque, que no acaba de ser él mismo porque los diferentes ayuntamientos le quitan o le añaden cosas, le cambiaron el nombre por Parc Joan Miró pero siempre será l'escortxador; continuamente está en obras, yo que lo he visto nacer y crecer sé que no le dejan ser como es, su esencia se perdió entre parkings y colectores. Es aún joven pero está cansado de ver cosas, como yo. Aunque, como decía san Jardiel Poncela, la juventud es una enfermedad que sólo se cura con el tiempo.

1 comentario:

Enrique Gallud Jardiel dijo...

Gracias por el comentario sobre mi abuelo.